Artículo de opinión de un entrenador de la comarca
(Anónimo) Todos hemos leído y escuchado que la confianza en uno mismo es el secreto del éxito, el creer en ti y en tus posibilidades, te hace crecer como persona y deportista en este caso, y nos hace superarnos a nosotros mismos día a día. No diré que no es así, sino más bien, que esto es incompleto. A mi modo de ver, en un deporte de equipo como es el fútbol sala, no solo es necesaria la confianza en uno mismo, sino la confianza que nosotros desprendemos de cara al exterior, y, sobre todo, la confianza que los demás despiertan en nosotros. Me explicaré, en la cancha necesitamos confiar en las capacidades y habilidades de nuestro portero o portera, la confianza de que corregirá a mis compañeros o compañeras, la confianza de saber que si doy un pase largo, mi compañero o compañera se esforzará y lo alcanzará, la confianza del disparo a segundo palo y confiar en que aparecerá mi compañero o compañera al remate, la confianza de correr un dos para uno y confiar en el pase de mi compañero o compañera y así con tantas y tantas situaciones, coberturas, rechaces, contraataques … confianza, confianza, confianza.
Pero además de la confianza en la cancha como refuerzo en si mismo del juego, necesitamos la confianza en el vestuario, la confianza que debo tener en los entrenadores, preparadores, técnicos... El confiar en que trabajan por y para el equipo, confiar en que lo que hacen, es lo mejor, esa confianza redundará en unos mejores entrenamientos, un mejor ambiente y por ende, una mayor competitividad. Además, así como el jugador o jugadora necesita todos eses “modelos” de confianza, el cuerpo técnico necesita esa misma confianza, con los demás técnicos, con los jugadores y jugadoras, con los directivos, presidente y con los padres. Es necesaria esa complicidad entre las personas ajenas al juego, y esa confianza debe ser necesariamente recíproca y sincera. Cualquiera falta de confianza debe ser atajado en ese mismo momento, sino, se corre el peligro de que se enquiste el problema y generar tensiones innecesarias. La confianza debe ser plena para lograr objetivos reales, y esto pasa por una buena comunicación entre todas las partes implicadas, cualquier momento es bueno para poder criticar, debatir, opinar de los métodos de trabajo, los resultados, los entrenamientos, etc, sin menospreciar nunca ninguna opinión ni ninguna crítica, confiando en que es para mejorar.
Resumiendo, y bajo mi humilde opinión, la base, el pilar fundamental de una escuela, de un equipo o de un grupo de trabajo es la confianza en el sentido más amplio de la palabra y sin dejar a nadie de lado.
Resumiendo, y bajo mi humilde opinión, la base, el pilar fundamental de una escuela, de un equipo o de un grupo de trabajo es la confianza en el sentido más amplio de la palabra y sin dejar a nadie de lado.